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El Economista
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Enero - Febrero 2012
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Aunque Costa Rica se vende como un destino
verde, la salvaguarda de sus recursos marinos si-
gue siendo una deuda pendiente.
CostaRica, paísmás
verdequeazul
El sector de lapesca turística,
que genera $600millones al
año, estápreocupadopor la falta
dedecisiónpolítica frente a la
necesidadde proteger a las es-
peciesmarinas amenazadas.
TEXTOYFOTOS:
JACQUES
LANUSSE-CAZALÉ
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COSTARICA
E
n 80 supermercados de
Costa Rica, al igual que en
todos los restaurantes de
los hoteles Hilton del país,
ya no será posible comprar
o comermarlin o pez vela. La decisión, al
menos en el caso de la cadena hotelera,
viene en buena medida motivada por un
cambio en los criterios que utiliza el
Instituto Costarricense de Turismo
(ICT) para que las empresas relacio-
nadas con el ramo puedan acceder al
Certificado para la Sostenibilidad Tu-
rística (CST). Este es un programa di-
señado para diferenciar a empresas tu-
rísticas de acuerdo con el grado en que
su operación se acerca a un modelo de
sostenibilidad en el manejo de los re-
cursos naturales, culturales y sociales.
La modificación en este caso se ex-
plica por un factor sencillo: tanto el
marlin como el pez vela son especies en peligro de extinción.
Ricardo Rodríguez Gil, gerente general del DoubleTree
Resort by Hilton Costa Rica en Puntarenas, explica que
además de la concordancia con esa imagen de país que busca
proyectar el ICT a escala internacional, la cadena, como
filosofía, apoya este de tipo iniciativas, que van en favor del
turismo sostenible.
Rodrigo Sánchez, gerente de frescos de la Cadena de
Supermercados Auto Mercado, afirma, por su parte, que dicha
empresa también ha retirado de sus pescaderías, además de los
ya citados, la carne de tiburón.
Ambas iniciativas se revelan importantes, sobre todo
porque los especialistas calculan que en los últimos años se ha
registrado una disminución del 85% de ambas especies.
Para Costa Rica, un país que promueve la protección del
medio ambiente y que se presenta en el extranjero como un
“destino verde”, la salvaguarda de los recursos naturales
marinos sigue siendo una deuda. “Existen 30 leyes dirigidas a
la tierra y a su conservación, pero solamente cuatro para los
recursos marinos. Fuimos invitados hace poco a hacer parte de
una comisión en el Ministerio del Ambiente Energía y
Telecomunicaciones para definir las prioridades de los pro-
blemas que existen en el mar, y parece que se prepara una
‘agenda azul’. Pero es un proceso muy lento”, confiesa Enrique
Ramírez Guier, director ejecutivo de la Federación Cos-
tarricense de Pesca Turística (FECOPT).
“(Retirar las ventas de marlin y pez vela) es un primer paso.
Pero aspiramos a mucho más porque la pesca comercial,
además de eliminar todo tipo de peces sin distinción, genera
pobreza en las pequeñas comunidades que viven de la pesca
costera”, concluye Ramírez.
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MACRO
PESCA
SOSTENIBLE