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El Economista
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Abril - Mayo 2012
PODER
CONSENSODE
WASHINGTON
tadounidense sugiere que “sin lugar a dudas hay
límites al nivel de gastos y al endeudamiento de
los gobiernos, que se deben respetar si es que se
desean evitar ajustes macroeconómicos que
lleven a severas recesiones y/o depresiones.”
Las opiniones sobre la sostenibilidad y el
efecto del estado de bienestar —llamado por
algunos como una conquista europea— son di-
versas. Estas vandesde afirmar que esemodelo es
una causa directa de los déficit hasta decir que no
tiene incidencia alguna, argumento basado en el
excelente funcionamiento que ha tenido el mo-
delo en los países nórdicos.
Según Joaquín Roy, director del Centro de la
Unión Europea de la Universidad de Miami, el
cómplice del estado de bienestar en su in-
cidencia en la situación fiscal europea es el
mismo euro, moneda que brindó un sistema de
mayor apertura de préstamos tanto por per-
cibirse una moneda fuerte como por “la poca
visión de los bancos”.
Sin embargo, Roy explica que sin el estado de
bienestar Europa hubiera vivido enfrentamien-
tos sociales internos y entre naciones, por lo que
este modelo más que un planteamiento eco-
nómico es un patrón de contención política.
Aparte del consenso sobre la autonomía de
los Estados, Jaramillo explica que lo que sí existe
es el reconocimiento de que hay muchos mo-
delos económicos y que estos, para que tengan
éxito, tienen que surgir en la realidad de un país:
“Hay, hoy en día, múltiples vías. No es una, ni
dos ni tres. Pero hay que adaptarlas a la realidad
de cada país”.
La CEPAL tiene la misma visión. Beteta
manifiesta que el nuevo rumbo económico en la
región “no puede contar con un mismo traje
para distintos cuerpos”.
También la temporalidad debe contar. El
propio Williamson aclaró que el Consenso de
Washington fue un programa originalmente di-
rigido a la América Latina de 1989 y que “se
vuelve grotesco cuando se lo interpreta como un
programa para todos los países en cualquier época”.
Pero el panorama actual latinoamericano cuenta con más
retos. Beteta señala que la región tiene que ir “más allá de la
ortodoxia del Consenso de Washington y pensar la estabilidad
macroeconómica de una forma más amplia”, con enfoques
hacia los retos de lograr un mayor énfasis al crecimiento, al
empleo, a mayores niveles de igualdad, a la sostenibilidad
medioambiental, a la protección de shocks externos y a una
inserción con innovación tecnológica para cerrar las brechas
con los países industrializados.
Por su parte, Roy indica que entre los problemas de
Latinoamérica se encuentran el debilitamiento institucional y
político, además del bajo nivel de fiscalidad y de impuestos.
Ahora, el debate dentro del modelo de cada país se tendrá
que centrar también en la definición de cuánta será la dosis para
el Estado y cuánta para el mercado.
“A.L. dejódeser
dependientede
laayudaexterna,
paraconvertirse
enunaeconomía
pujante”
Rolf Lüders, exministro de Hacienda y de
Economía de Chile y miembro destacado de
los “Chicago Boys”.
Chile sobresale paramuchos como un
referente del éxito de las reformas
propuestas por el Consenso de
Washington, pese a que el país las impulsó
desde los setenta conAugusto Pinochet.
Rolf Lüders, exministro de Hacienda y de
Economía, Fomento y Reconstrucción de
ese país (1982-1983), parte de los llamados
“Chicago Boys”, destacó que la aplicación
de las reformas propuestas por el
Consenso deWashington
transformó a
América Latina enuna región
económicamente pujante y con
algunas potencias económicas a
escala global.
¿Cuáles fueron las claves del éxito
chileno?
Nohayunaounas pocasmedidas que
expliquen la tasade crecimientoeconómico
relativamente rápidadeChile apartir de las
reformas, sinohayquebuscar la explicación
enunconjuntocoherentedemedidas que
los agentes económicos consideraron se
podíanmantener enel tiempo. Me gustaría
destacar, entre ellas, la transformacióndel
sector privadoenelmotor del desarrollo,
que incluye la liberacióndeprecios, las
privatizaciones, la apertura comercial y
financiera, una tributaciónque incentiva la
inversiónyel ahorro, etc. UnEstadoque
haceunnotable esfuerzopor nivelar
oportunidades para todos, que implicaun
extraordinariamente altonivel de gasto
públicoeneducación, salud, vivienda social,
pensiones, etc., focalizadoen los segmentos
de ingresosmás bajos yuna encomiable
disciplinamonetariay financiera.
¿Cuál es el balance de los efectos del
Consenso deWashington?
Es extremadamente positivo. América
Latina ha dejado de ser la región de la
esperanza del mundo, generalmente
dependiente de la ayuda externa, para
convertirse en una región
económicamente pujante y con algunas
potencias económicas globales. A escala
de países, aquellos que han sido capaces
de adoptar las instituciones que requieren
lasmodernas economías demercado
para funcionar bien están creciendo
rápidamente y están logrando
reducciones importantes en sus niveles
de pobreza. Los pocos países que todavía
se aferran a las antiguas estructuras
proteccionistas no progresan.
¿Se replanteará un consenso para un
nuevo planteamiento económico?
Las economías demercado siguen siendo
muy superiores a las economías
centralizadas. Se requiere, en estas
últimas, un activo papel estatal para
corregir fallas demercado y para realizar
las redistribuciones que permitan
maximizar el bienestar social. El grado
óptimo de estas intervenciones estatales
es y será —en la práctica—materia de
controversia, pero también está claro que
debe juzgarse con un criterio de
costo-beneficio. Por ejemplo, parece claro
ahora que los beneficios sociales
prometidos en los países europeos fueron
exagerados y que, probablemente, la
regulación financiera en Estados Unidos
fue defectuosa e insuficiente.