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Á
cidos, lanzaron en 1910, la primera cerveza en la
historia del país bajo el nombre de Balboa,
una marca que sigue vigente después de un
siglo de vida.
El cambio a la actual denominación no
vendría sino hasta 1939, cuando junto a otras
firmas (como la Atlantic Brewing and Re-
frigerating Company), que imitándola se ha-
bían incorporado a la naciente industria, en un
afán por reducir costos y aumentar su eficiencia,
decidieron fusionarse para formar la nueva Cer-
vecería Nacional S.A.
La unión permitió el engrosamiento del por-
tafolio existente con marcas tan representativas
como Atlas, un producto que sigue vigente en el gusto
del mercado local y es, de hecho, su marca líder en el
segmento de cervezas.
Hoy, más de una centuria después de aquellos primeros
pasos, el vicepresidente de Asuntos Corporativos de la
cervecera, Juan Antonio Fábrega, admite que aquella
empresa que nació prácticamente al mismo tiempo que la
república y el canal de Panamá ha sufrido muchos y
variados cambios, pero que su idea fundacional basada en la
innovación, en la eficiencia y en la diversificación de su
portafolio de productos y servicios sigue intacta.
Esa filosofía ha permitido que la firma maneje en la
actualidad un amplio abanico de productos que lejos está de
limitarse a las cervezas, un apartado en el que manufactura
tres marcas (Atlas, Balboa y Miller Lite) e importa dos más
(Miller, de Estados Unidos y Corona, de México).
ÑÍ
Ó
Ñ
o que hoy es conocido co-
mo Cervecería Nacional
comenzó en realidad, en
1909, solo como una fá-
brica de hielo. Pero sus
fundadores se incorporaron en poco
tiempo al negocio la producción de
cervezas.
El nombre inicial que escogieron
fue el de La Panama Brewing and
Refrigerating Company, así estable-