Las autoridades vinculadas al ramo
explican que el financiamiento para los
proyectos provendrá de un esquema
llamado Fondos de Energía y Clima que
se alimentaría del pago que hagan las
plantas eléctricas por sus emisiones de
CO2. Estas aportarían, a lo largo de 2012,
780 millones de euros y, a partir de 2013,
unos 3,000 millones de euros cada año.
“Esperamos que el precio por las
emisiones incremente debido a una
constante reducción (en el tiempo) de
los (niveles) máximos permitidos. Esos
máximos van a decrecer cada año 1.7%.
Por eso, en el futuro, será más caro
emitir CO2”, asevera Maue.
Con todo, el desafío mayor del salto
hacia las renovables no se plantea, según
los representantes del Gobierno alemán,
desde el punto de vista del financia-
miento sino desde un aspecto tecno-
lógico: dado lo fluctuante de las fuentes
(viento, mareas, sol), la dificultad está
puesta en el almacenamiento, de forma
eficiente y accesible económicamente, de
dicha energía una vez generada.
Los funcionarios apuestan a que una
forma de almacenamiento con esas ca-
racterísticas pueda ser desarrollada en
los 10 años que quedan para que las
plantas nucleares restantes sean de-
sactivadas, momento a partir del cual la
seguridad del suministro de energía sí
podría estar en peligro.
Robert Schlögl, director del Fritz-Ha-
ber Institute, de la Sociedad Max Planck,
un laboratorio que ya trabaja enmétodos
de almacenamiento efectivos, confía en
que para entonces los científicos podrán
haber brindado alternativas viables.
“Creo, si somos optimistas, que se puede.
En 10 años no habrá problemas. Pero tenemos que tener
soluciones intermedias para eso (lograr ese objetivo).”
Una de ellas, según Schlögl, pasaría por lograr extraer un
exceso de energía de la separación de las moléculas de agua.
“Investigamos muchos escenarios en paralelo. Tratamos de
encontrar la solución a muchas cosas”, puntualiza.
Sea como sea, en el transcurso de la transformación de la
matriz energética y de los patrones de consumo, Maue
considera que incluso más importante que los nuevos mé-
todos de almacenamiento será también la voluntad política
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El Economista
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Marzo - Abril 2012
MACRO
ENERGÍAS
VERDES
Cooperaciónquebusca transformar
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La idea alemana pasa por cortar la generación nuclear y aprovechar otros recursos como lasmareas.
C
on una transformación de sus pa-
trones de generación y de consu-
mo de energía enmarcha, Alema-
nia busca, por medio de programas de
cooperación, que otros países repliquen,
al menos en parte, su apuesta por los
renovables.
Parael caso, enCentroamérica, laagen-
cia Cooperación Alemana al Desarrollo
(GIZ) asesora, desde mayo de 2010, una
serie de proyectos por medio de los cua-
les sepretende generar un impactono so-
lo en términos de eficientización del con-
sumo, sinoen lamodificaciónde lamatriz
energéticade estos países.
La idea gira en torno a tres ejes princi-
pales: asesorías a los gobiernos naciona-
les, en un afán por tratar de mejorar los
marcos regulatorios y lograr condiciones
ventajosas para las inversiones; trabajo
con instituciones estatales o semiestata-
les; ycolaboraciónconprogramasdel sec-
tor privado.
De acuerdo con Rainer Schröer, direc-
tor del Programa de Energías Renovables
y Eficiencia Energética en Centroamérica
de lamencionada agencia, la experiencia
ha dado buenos resultados. Al punto que
actualmente cuentan ya con cerca de 30
proyectos asesorados.
Ysibien, demomento, el referidotraba-
joseha limitadoaCostaRica, El Salvadory
Honduras, Schröer asegura que, a partir
de 2013, el programa se ampliará al resto
del istmo.
El representante sostiene que el traba-
jo en el área les ha permitido identificar
enormes potenciales en sectores comoel
de biomasa, el hidroeléctrico en pequeña
escalay lageotermia. Sinembargo, confie-
sa que aún así es difícil atraer inversiones
a la región. No solo por el problema de se-
guridadpúblicaqueafectamásomenosa
todos los países, sino porque, en general,
losmarcos regulatorios sonpococlaros, el
acceso a financiamiento es complicado y
porque las barreras medioambientales
sondemasiadoaltas, inclusoparaproyec-
tos pequeños.
“Yoviví 16años enBrasil y tepuedode-
cir con total certeza: si todos los proyectos
que he identificado aquí estuvieran en
Brasil, no habría un proyecto sin dueño”,
puntualiza.
para lograr los objetivos que el país se ha planteado.
“Pienso que se necesita voluntad política para impulsar un
programa. Luego se necesita estudios que muestren el potencial
(del cambio), y de nuevo más voluntad política para im-
plementar las medidas. Desde una perspectiva científica y
técnica, esto no representa un problema. Pero en el mundo real
es una historia diferente”, finaliza el funcionario.
El programa de transformaciones está sobre la mesa. Un plan
que implica un viraje osado para una economía industrializada.
Solo el tiempo dirá si Alemania logra cumplir las metas.
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