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Marzo - Abril 2012
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Los servicios de blindaje se po-
pularizanen la región, en la
medida que crece la inseguri-
dad. Funcionarios, empresa-
rios y ejecutivos buscanuna
sensaciónde resguardo.
R
ené Pineda trabaja en el
diseño de un accesorio de
vestir inspirado en el úl-
timo grito de la moda,
pero aún más por el grito
de la población debido a la inseguridad
en El Salvador: una gorra blindada.
La invención de este emprendedor
surge de la preocupación de sus clientes
por mejorar su protección: empresarios,
ejecutivos, funcionarios, fuerzas de se-
guridad y particulares buscan prote-
gerse a sí mismos y a sus familiares de la
cruenta espiral de violencia que golpea a
la región, principalmente en el Trián-
gulo Norte.
Pineda es fundador de ROP, una
firma dedicada a la elaboración de ropa
blindada, en la ciudad de Sonsonate, al
occidente de la capital salvadoreña.
Camisas, pantalones, blusas, chale-
cos, chaquetas, sacos... prácticamente
cualquier pieza es candidata a con-
vertirse en una armadura muy disi-
mulada con las técnicas actuales.
“Ya sacamos la mochila, que puede
ser utilizada como una protección para
los estudiantes, y ahora estamos tra-
bajando en una gorra blindada”, relata,
como una solución para el segmento
juvenil, acechado por las pandillas.
El mercado está creciendo a un ritmo
constante de 5%, dice Pineda. El pro-
ducto se ha modernizado, está lejos de
aquellos chalecos pesados que restaban
movilidad al usuario y a la larga ge-
neraban problemas renales por sus altas
temperaturas.
Para el acorazado ahora se usan
fibras químicas como el kevlar o el
Ultra-high-molecular-weight-polyethy-
lene (UHMWP).
El material elegido recubre un área
determinada del cuerpo para proteger
los órganos internos vitales, tomando en
consideración distintos ángulos desde donde puede surgir un
atentado. Este requerimiento prácticamente exige que las
prendas se elaboren a la medida del cliente.
En ropa existen diferentes escalas de blindado: 1, 2, 3, 3-A, 4
y 5. Los más solicitados por la población civil son el 1, que
protege contra ataques de armas cortopunzantes y de bajo
calibre, y el 3, que soporta disparos más potentes, como los de
una magnum desde la 22 mm hasta la 44 mm, o automáticas de
calibres 38 mm. También hay demanda por el 3-A, que agrega
protección contra fusiles M-16 y AK-47.
El precio se establece según el nivel de blindado, el material
y el área protegida. Por ejemplo, una chaqueta normalmente
ronda los $1,500; mientras que los chalecos para policías no
superan los $500.
ROP exporta el artículo hacia los mercados de Cen-
troamérica y el Caribe, pero también se ha captado el interés
de particulares desde Estados Unidos, México, Venezuela y
Arabia Saudí.
Protecciónmóvil
La demanda por reforzar los vehículos también sigue creciente
en El Salvador, aunque a un ritmo menor que Guatemala y
Honduras, coinciden las principales firmas de blindaje.
Jaime Roberto González, gerente general de Blindeca para
El Salvador, dice que el número de pedidos se ha incrementado
20% en el último año, mientras que la casa matriz guatemalteca
estima un crecimiento del 50%; y la operación hondureña,
alrededor de un 40%.
“El mercado salvadoreño ahorita está creciendo en blindajes
livianos, contra armas cortas, debido al problema de las
pandillas. El blindaje pesado, para armas largas del crimen
organizado, ese no está creciendo mucho”, analiza el re-
presentante de Blindeca.
El interés surge, en primer lugar, de las empresas privadas
que buscan garantizar la seguridad de sus ejecutivos. Le sigue el
segmento familiar, sobre todo de agricultores y agroexpor-
tadores que se trasladan con frecuencia a zonas rurales.
Eduardo Berdugo, gerente de blindaje de Grupo Golán para
El Salvador, expresa que la inseguridad en El Salvador está
impulsando la demanda, a tal grado que las distancias entre el
país y sus vecinos se están acortando.
La protección vehicular es clave debido a que en el 90% de
los casos de atentados la víctima se encuentra dentro del
vehículo.
Los precios para blindar un auto en El Salvador oscilan entre
los $14,000 a $40,000, dependiendo del nivel de armadura
requerida.
En automotores se establecen tres escalas: 3, 4 y 5. El nivel
3, por ejemplo, se utiliza para armas cortas, mientras que el 4
para armas largas, rifles y fusiles.
La diferencia con el nivel 5, dice González, es que en lugar de
acero se utiliza un material denominado polietileno de capas,
más liviano y resistente que el acero.
“El nivel 4 está hecho para resistir tres impactos de bala en
un triángulo pequeño de 3x3 pulgadas, pero el nivel 5 lo resiste
“Para la
cantidadde
unidades que
blindan, son
pocos los
vehículos
atacados.”
JAIMEROBERTO
GONZÁLEZ,
Gte.
general de Blindeca
El Salvador.