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férreas posturas de un año atrás. “En
Colombia dicen que están listos para
sentarse a negociar, pero que los pa-
nameños no se deciden; cuando voy a
Panamá me aseguran allá que son ellos
los que están listos para volver a lamesa
de negociaciones y que los colombianos
no quieren dar ese paso”, revela.
Mientras el TLC sigue estancado,
la integración marcha mejor por otros
caminos. El pasado 19 de agosto, los
dos países firmaron el acuerdo que
hará realidad la interconexión eléc-
trica entre ambas naciones. En el acto
se comprometieron a que la línea
empezará a construirse en el primer
semestre del próximo año, para iniciar
operaciones en 2014. La red, de 600
kilómetros de extensión, costará $420
millones, los cuales serán asumidos en
partes iguales por la colombiana ISA y
la panameña ETESA, las dos socias de
Interconexión Eléctrica Colombia Pa-
namá (ICP), la empresa que cons-
tituyeron para construir la red.
También opera la Comisión de Ve-
cindad, que en su última reunión, a
mediados de septiembre pasado en Bo-
gotá, concretó acuerdos en temas fron-
terizos, ambientales, laborales y mi-
gratorios, así como en proyectos de
cooperación judicial, de telecomuni-
caciones y de turismo binacional.
En el camino del TLC, las cosas mar-
chaban bien en un principio. La pri-
mera ronda de conversaciones, en
marzo de 2010, arrancó con 24 mesas
de negociaciones y fue, dice Cristo,
“fundamentalmente exploratoria. Allí
se definió cómo sería el trabajo y la
logística de las reuniones”.
Dos meses después se realizó la
segunda ronda. “Se avanzó en temas
menos difíciles como telecomunicacio-
nes, asuntos laborales y seguridad so-
cial, y se empezó a estudiar el tema
financiero”, dice el vocero gremial.
En agosto del mismo año se llevó a
cabo la tercera ronda, en la que hubo
acuerdos respecto
de eliminación de
subsidios a las ex-
portaciones agrí-
colas, normas de
origen para bio-
combustibles y al-
gunos renglones
industriales, me-
canismos de de-
fensa comercial, competencia desleal,
contratación pública, comercio elec-
trónico, servicios de transporte ma-
rítimo, empleos temporales y asuntos
ambientales.
La cuarta ronda se realizó un mes
después, en septiembre de 2010. En
materia agrícola, se acordó no incluir
renglones muy sensibles para ambos
países como café y banano, pero en el
caso de lácteos y cárnicos, las dis-
cusiones fueron más difíciles. Si bien
los panameños aceptaron otorgar un
contingente para su importación, los
colombianos lo rechazaron. Tampoco
hubo acuerdos en productos como
papa, cebolla y hortalizas, e igual-
mente quedaron sobre la mesa di-
ferencias de criterio para la desgra-
vación de bienes de los sectores edi-
torial y metalmecánico. Empero, hubo
avances notorios en otros capítulos
del acuerdo y se cerraron las mesas de
propiedad intelectual, visas y empleos
temporales.
Pero en la quinta, en octubre del año
pasado, si bien se registraron logros en
temas de normas sanitarios y fito-
sanitarias y reglas de origen, se llegó al
asunto aduanero y ahí se rompieron las
conversaciones. “El talón de Aquiles del
TLC fue el tema aduanero”, asegura
Cristo, de CICOLPA. Pero, agrega: “Con
voluntad política de las dos partes,
podemos salir adelante”.
Si esa “voluntad política” existe, el
TLC se puede salvar. Santos y Mar-
tinelli tienen la palabra.
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