Page 61 - EE-Octubre

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Europea, Corea del Sur y Turquía.
La discrepancia fundamental, surgida du-
rante la quinta ronda de negociaciones, ce-
lebrada en Panamá en octubre de 2010, radica en
que Colombia quiere que cada vez que una
empresa del país realice compras en la Zona
Libre de Colón, la Dirección de Aduanas sea
automáticamente informada de tal hecho por las
autoridades panameñas, a efectos de prevenir
prácticas de contrabando, un tema que ya ha
causado polémicas entre los dos países en los
últimos cinco años.
En el año transcurrido desde entonces no ha
habido acercamientos en pro de solucionar esa
diferencia.
Entre los empresarios que estuvieron en el
“cuarto de al lado” en las cinco rondas hay un
innegable aire de escepticismo ante la posi-
bilidad de que ese tema se solucione y dé paso a
un acuerdo final. Pero hay quienes creen que el
TLC sigue siendo viable.
Eduardo Cristo, presidente de la Cámara de
Integración Colombo-Panameña (CICOLPA),
considera que la única manera de desempan-
tanar el proceso es la voluntad política de los dos
gobiernos: “que se sienten a conversar el pre-
sidente (Juan Manuel) Santos y el presidente
(Ricardo) Martinelli”.
Precisamente esa opción pareció abrirse paso a fines de
septiembre, cuando Santos, durante una exposición de la
agenda comercial colombiana, prendió una luz esperanzadora.
“En el proceso de negociar con Panamá, hay que arreglar el
problema que todos conocen. El presidente Martinelli me dijo
que ese problema lo iba a arreglar y vamos a ver si retomamos
esa negociación”, dijo.
Fue la primera vez en el último año en que el mandatario se
refirió explícitamente a esa negociación, y dio a entender que ya
había tenido algunos acercamientos al respecto con su ho-
mólogo panameño.
La decisión de Santos no es casual. A pesar de no existir
ningún acuerdo de libertad comercial entre los dos países, el
mercado panameño reviste una importancia creciente para
Colombia, hecho reflejado en un crecimiento de 297% en el
valor de las exportaciones a ese país en el primer semestre de
2011, principalmente por concepto de petróleo y derivados. Sin
embargo, es tan poca la presencia colombiana en ese mercado,
que Panamá representa solo el 3.7% de todas las ventas al
exterior.
“Colombia no le ha otorgado a este tratado la importancia
que se merece. Hay entidades del Estado donde se considera
que el comercio con Panamá es sinónimo de contrabando y esa
visión impide que se avance”, observa Cristo, quien recuerda
que el país vecino tiene acuerdos de carácter aduanero suscritos
con Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá, que pueden
replicarse para el caso colombiano.
Las diferencias por cuestiones de orden aduanero no son
nuevas entre ambos países. En 2007, Colombia impuso a las
importaciones procedentes de la Zona Libre de Colón la
restricción de entrar solo por las aduanas de Bogotá o
Barranquilla y prohibió su ingreso por cualquier otra ciudad. El
argumento central de tal medida fue la necesidad de frenar la
fuerte corriente de mercancías que entraba de contrabando,
generando una competencia desleal a los productores locales.
Panamá consideró que esa norma violaba las disposiciones
del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio
(GATT), en particular las prohibiciones de imponer res-
tricciones a la importación y de restringir la libertad de tránsito,
así como el desconocimiento del principio de nación más
favorecida, ya que tales restricciones no fueron impuestas a
otros países. Con esos argumentos, llevó el caso a la Or-
ganización Mundial del Comercio (OMC), que falló a su favor.
Colombia interpuso ante la OMC el recurso contra ese
dictamen, pero de nuevo perdió y tuvo que derogar la
restricción.
En las negociaciones del TLC, Colombia no busca imponer
de nuevo esa medida, pero sí tener la seguridad de que la Zona
Libre de Colón no sea fuente de exportación de mercancías que
ingresen de manera ilegal al país.
De cualquier manera, el antecedente del pleito ante la OMC
parece pesar en contra de un tratado entre ambos países.
Aún así, el presidente de CICOLPA mantiene su optimismo,
si las dos partes muestran algo de flexibilidad respecto de sus
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