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n Panamá, la carrera por el
liderazgo en la venta y dis-
tribución de juguetes es
fuerte. Una competencia
que se refuerza con no-
vedades y marcas globales durante la
temporada navideña.
En la pugna entra alrededor de una
docena de compañías, quienes dividen la
mayor parte del pastel. Entre ellas fi-
guran Felix B. Maduro, Farmacias Arrocha (con su marca Play
Zone), El Machetazo, Toyland (que junto a Super 99 hacen
parte de Importadora Ricamar), El Titán, Stevens, Oca Loca, El
Costo, Madison y Conway.
A ellas se suman además cientos de almacenes y tiendas, en
la capital y en el interior del país, que venden juguetes enmenor
o mayor grado.
Aunque ninguna de las instituciones del Estado que ma-
nejan estadísticas oficiales tiene un monto de esa comer-
cialización, algunos almacenes calculan que todo ese mo-
vimiento podría generar ventas en el mercado local que podrían
oscilar entre los $75 millones y los $80 millones anuales.
Pero a diferencia de otros países, donde se desarrolló una
industria nacional, el mercado panameño se ha distinguidomás
bien por la casi exclusiva importación de dichos productos.
El economista Rolando Gordón cree que eso se debió a las
peculiaridades propias del país, históricamente caracte-
rizado por ser un gran importador de mercancías, algo que
dejó poco espacio para el surgimiento a gran escala de
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