El crecimiento en el mundo mantiene el ritmo este año que termina pero en 2025 los organismos internacionales han rebajado sus proyecciones; la mayoría de estos escenarios fueron elaborados previos a las elecciones en Estados Unidos. En la última actualización que hizo el Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló que espera que el crecimiento de la economía global sea de 3.2% este año, y redujo una décima las de 2025 (también al 3.2%), en un momento en el que los riesgos pueden reducir a la baja estos pronósticos. “Los riesgos son a la baja por una serie de cosas, incluida la escalada de los conflictos geopolíticos, el aumento del proteccionismo, así como mercados laborales potencialmente más débiles de lo esperado”, apuntó en una entrevista con EFE la directora adjunta del Departamento de Investigación del FMI, Petya Koeva Brooks. Así, pese a que hay buenas noticias como que “la desinflación continúa”, señaló, “hay una creciente incertidumbre en la economía mundial” que se refleja en el pobre crecimiento global a medio plazo (a 5 años), del 3.1%, una cifra por debajo del promedio histórico del 3.8%. La institución señaló en octubre que las economías avanzadas van a crecer solo el 1.8% este año (una décima más de los estimado en julio), la misma cifra que el año que viene. En cuanto a los mercados emergentes y en desarrollo, crecerán el 4.2% tanto este año (cifra sin cambios) como el próximo (una décima menos de lo pronosticado previamente). “Tenemos una proyección a medio plazo de crecimiento relativamente mediocre y eso es algo que hemos estado señalando durante algún tiempo y que no está cambiando”, apuntó el economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas. Las preocupaciones La principal preocupación del FMI es que la situación puede ir a peor por varios motivos, entre ellos “la posibilidad de una escalada de conflictos regionales y cómo esto podría afectar a los mercados de materias primas asociados”, señaló Gourinchas, refiriéndose tanto a la guerra de Ucrania como al conflicto de Oriente Medio. Estos conflictos han desatado un “aumento de las políticas proteccionistas” y “perturbaciones en el comercio” que podrían empeorar el crecimiento global. Además, “existe el riesgo de que la política monetaria sea demasiado restrictiva en algunos países durante demasiado tiempo y eso podría afectar negativamente a la actividad y a los mercados laborales”, señaló el economista. Otra de las principales preocupaciones que tiene el FMI es la excesiva deuda, que afecta sobre todo a los países en desarrollo. En este sentido, la institución que dirige Kristalina Georgieva apuntó que a medida que los bancos centrales adopten una postura menos restrictiva en cuanto a los tipos de interés, urge poner un énfasis en la consolidación fiscal a mediano plazo. El FMI revisó al alza el crecimiento de Estados Unidos a 2.8% (dos décimas más) debido a resultados más sólidos en consumo e inversión no residencial. El crecimiento se desacelerará al 2.2% en 2025 por un enfriamiento del consumo y del mercado laboral. Y en América Latina y el Caribe se proyecta que el crecimiento disminuya del 2.2% en 2023 al 2.1% en 2024 antes de repuntar al 2.5% en 2025. La región Por su parte, el Banco Mundial (BM) elevó una décima su previsión de crecimiento para América Latina y el Caribe hasta el 1.9% en 2024 y la redujo una décima hasta el 2.6% en 2025, unas cifras “bajas” a nivel mundial que ponen de relieve los “persistentes obstáculos estructurales” de la región. El organismo señaló que la ligera subida es fruto de que “algunos países están haciéndolo un poco mejor que lo esperado”, pero es tan “ligera” que no se le puede dar “demasiada importancia” y es también resultado de “las caídas en las tasas de interés”, explicó William Maloney, economista jefe para la región de América Latina y el Caribe del Banco Mundial. La zona ha recuperado “el crecimiento al nivel que tenía antes de la pandemia” y la inflación “se ha controlado en gran medida”, pero “el problema sigue siendo la disminución del dinamismo a largo plazo”, es decir, que “las perspectivas de crecimiento son relativamente débiles”, añadió. Algunos de los obstáculos estructurales que impiden que el crecimiento de la región sea mayor, según Maloney, es que se invierte un 3.5% del PIB en infraestructura, mientras “por ejemplo en Asia se invierte más del 6%”. “Los sistemas educativos públicos no están a nivel mundial, tenemos problemas de seguridad pública y dificultades para hacer negocios en la región”, afirmó. Tampoco se está beneficiando, por el momento, del ‘nearshoring’ (acercar la producción a los mercados próximos) ya que todavía “no se ven muchos flujos de capital hacia la región”. “Hay una falta de visión por parte de los gobiernos en cuanto a cómo colocarnos en las nuevas cadenas de valor”, afirmó. La región tiene, por ejemplo, un “enorme potencial” en la transición energética como posible fuente de energía limpia, que no está aprovechándose. “En general tenemos que revisar nuestros ecosistemas empresariales y los sistemas de innovación para que las empresas locales puedan absorber tecnología y aumentar su productividad”, explicó. Proyección de C.A. En Centroamérica el BM estima que el país que más crecerá este 2024 sea Costa Rica con 4%, le seguirá Guatemala con un 3.7%, Nicaragua con 3.6%, El Salvador con 2.9% y Panamá con 3.0%. Pero para 2025, Guatemala estaría a la cabeza del crecimiento de la región con 4.0%, Nicaragua y Costa Rica crecerían un 3.5%, Honduras 3.4%, Panamá 3.0% y El Salvador quedería a la cola con 2.7%. • El Economista www.eleconomista.net Diciembre 2024 - Enero 2025 • 37
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