El Economista - Septiembre de 2023

49 Especial El Economista Verde Centroamérica La brecha en los empleos verdes el crecimiento sostenible al tiempo que promueve la producción responsable y el cuidado del entorno. Se trata de un nuevo paradigma que aboga por una producción y relación más consciente con el entorno y con una perspectiva a largo plazo, que se centra en la forma que se utilizan los recursos para aportar valor a la sociedad. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la define como: “aquella economía que resulta de un mejor bienestar humano y equidad social, reduciendo significativamente los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas”. El término de “Economía Verde” hizo su primera aparición en 1989, pero su resurgimiento y renovado interés surgieron a raíz de la crisis financiera global a finales de la década de 2000. Sin embargo, no fue hasta 2012, durante la preparación de la Conferencia Mundial de Naciones Unidas Rio+20, que la Economía Verde finalmente adquirió un papel protagónico en el debate a nivel mundial. En ese contexto, la ONU la reconoció como “una herramienta esencial para alcanzar el desarrollo sostenible en sus dimensiones: social, económica y ambiental”. El principal objetivo de la Economía Verde es: promover el desarrollo y la utilización de recursos de manera responsable, minimizando el impacto ambiental y fomentando la justicia climática y social desde la equidad e inclusión de las personas vulnerables. OPORTUNIDADES CON LA TRANSICIÓN La inminente necesidad de abordar el cambio climático, la sostenible, la movilidad limpia, la industria del cuidado, la farmacéutica y la agricultura”. El Banco Interamericano de Desarrollo BID en colaboración con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que “si las emisiones de gases de efecto invernadero se reducen en un 35 %, se crearán 15 millones de puestos de trabajo netos para 2030, lo que representa el 4 % del empleo total en la región. Según el estudio titulado: “El empleo en un futuro de cero emisiones netas en América Latina y el Caribe”, realizado en conjunto por el BID y la OIT, se prevé un aumento de los empleos en el sector de las energías renovables a corto y mediano plazo, mientras que los empleos en el sector de los combustibles fósiles tenderán a desaparecer. El sector agrícola también experimentará transformaciones laborales significativas. La transición de una agricultura intensiva en ganadería a la producción de frutas y verduras de alto valor brindaría mayores oportunidades tanto para los pequeños agricultores como para los agricultores familiares. En este contexto, la OIT enfatiza que “los empleos verdes son catalizadores de la transición hacia la sostenibilidad ambiental”. explotación excesiva de los recursos naturales y la contaminación de los ecosistemas, resalta la urgencia de avanzar hacia una Economía Verde. Esta transición representa un paso esencial en el camino hacia el desarrollo sostenible, lo que conlleva a la adopción de prácticas destinadas a reducir al mínimo las emisiones de carbono, fomentar la conservación de recursos y promover el empleo de fuentes de energía renovable. El enfoque de la transición a la Economía Verde busca crear un equilibrio armonioso entre el crecimiento económico y la preservación ecológica. Este nuevo modelo, no solo contribuye a la mitigación del cambio climático, sino que también genera nuevas oportunidades económicas, al impulsar la innovación e invertir en sectores sostenibles. Por consiguiente, “la Economía Verde implica la inversión en áreas como la tecnología de eficiencia energética, energías renovables, transporte público, agricultura sostenible, turismo respetuoso con el medio ambiente y gestión sostenible de los recursos naturales, incluyendo ecosistemas y biodiversidad. Esto da lugar a la creación de nuevos sectores de producción, empleos de calidad y un incremento en los ingresos, lo que a su vez, contribuye a mitigar el cambio climático y proteger la biodiversidad”, expone SELA en el estudio: “La visión de la economía verde en América Latina y el Caribe”. José Luis Samaniego, director de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), respalda la idea de que “la Economía Verde tiene un ´gran potencial´ para contribuir en la creación de empleos en América Latina, especialmente en sectores como las energías renovables, el turismo Los hombres son mayoría en los empleos verdes. Las mujeres representan solo el 28 % de los empleos verdes, lo que refleja su insuficiente representación en campos de estudio clave: menos del 25 % de los graduados en ingeniería y menos del 20 % en informática son mujeres. “LA ECONOMÍA VERDE TIENE UN ´GRAN POTENCIAL´ PARA CONTRIBUIR EN LA CREACIÓN DE EMPLEOS EN AMÉRICA LATINA , ESPECIALMENTE EN SECTORES COMO LAS ENERGÍAS RENOVABLES, EL TURISMO SOSTENIBLE, LA MOVILIDAD LIMPIA, LA INDUSTRIA DEL CUIDADO, LA FARMACÉUTICA Y LA AGRICULTURA”. José Luis Samaniego, director de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).

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