El Economista - Septiembre 2021

Los modelos ensayados por el país portador, representaba una continuación y consolidación de las estructuras económicas heredadas de la Colonia y des- cansaba en la producción y exportación de productos agrí- colas de creciente demanda en los mercados internacionales. El segundo, gestado desde finales de los años 40 del siglo pasado, llevó el nombre de Modelo de Industrialización y Sustitución de Importaciones (MISI) y pretendió la moder- nización de la base productiva, realizando un tránsito hacia el sector industrial. Finalmente, una vez finali- zadoel períodode laguerracivil, el paísestablecióel últimode los modelos con el que ha tratado de alcanzar el desarrollo. En este, denominado diversifica- ción de exportaciones, se puso énfasis en el crecimiento eco- nómico basándose en el uso intensivo de la mano de obra y en la diversificación y aumento de la producción exportable. Sin embargo, el informe del PNUDeracategóricoenafirmar que ninguno de los tres había sido capaz de crear un círculo virtuoso de desarrollo humano y crecimiento económico que permitiera aumentar el nivel de bienestar de la población. “En buena medida eso se debe a que no han estado guiados por objetivos y metas humanas, y a que han confundido los medios con los fines”, concluía el do- cumento. Es decir que la gente nunca estuvo en el centro de las ideas de desarrollo que han guiado a las autoridades sal- vadoreñas por 200 años. Esto queda claro, por ejem- plo, al constatar la insuficiente inversión social que ha hecho el país a lo largo de su historia. De Algo en lo que coincide el economista del Instituto Cen- troamericano de Estudios Fis- cales (Icefi), Ricardo Castane- da, quien afirma: “La actual cri- sis es una enorme oportunidad para cambiar. De no hacerlo, estaremosmás cerca de la bar- barie que del desarrollo”. Según el representante del PNUD, en contraste con los anteriores modelos, que fueron unidimensionales, centrados casi exclusivamente en el cre- cimiento económico, el nuevo paradigmadeberíadeponer a la persona humana como el cen- tro y el fin de todo el proceso y, por lo tanto, su enfoque tendría que ser multidimensional, as- pirando a un equilibrio entre los componentes económicos, so- ciales y ambientales. Buena parte de esa visión, afirma, está condensada en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible adoptada en 2015 por la Asamblea General de las NacionesUnidas que los países miembros (entre ellos El Sal- vador) se comprometieron a impulsar. La referida agenda es un plan de acción estructurado en 17objetivosdonde resaltanme- tas como el fin de la pobreza, igualdad de género, produc- ción y consumo responsables, y salud y bienestar. “Se dio un avance en so- cializar la agenda, en darla a conocer y trabajar en una línea base de los indicadores por- que cada uno de los objetivos tiene metas que se deben de lograr al 2030. Entonces hubo un avance en esa dirección. Creo que es un buenmomento 1906 a 2012, solo en contadas ocasiones el gasto en capital humano (salud, educación, transferencias corrientes, etc.) comoporcentajedel gasto total del gobierno pasó del 40 %. Según un estudio de Fun- de, este habría reportado un leve aumento en la década de 2007 a 2017, al ascender a un promediode43.7%. Una cifra aún insuficiente como lo muestra el hecho de que el Índice de Desarrollo Humano (IDH) del país desde 2018 a finales de 2020 es la misma: 0.673, un indicador medio que ubica al país en la posición 124 de 189 naciones. Lo que cabría esperar a fu- turo, entonces, sería un agra- vamiento de las condiciones socioeconómicas que existían desde antes de la llegada de la pandemia del covid-19: am- plias desigualdades; una pro- ductividad, una inversión y un crecimiento económico bajos; y una degradación ambiental importante. Por lo mismo, el represen- tante residente auxiliar y eco- nomista jefe del PNUD El Sal- vador, Rafael Pleitez, creeque la crisis generada por el corona- virus le da al país la oportunidad de impulsar un nuevo modelo de desarrollo. “Estamos en un momentohistóricodondeel im- pacto de la pandemia debe ser un punto de inflexión para re- construir un mejor país. Esto pasa por impulsar un nuevo modelo de desarrollo”, señala. “Un país puede tener di- ferentes estrategias para lograr avances en IDH. En el caso de El Salvador..., sería difícil as- pirar que vamos a tener un gran salto en ingreso per cápita en pocos años, pero lo que sí podemos hacer en pocos años es tener una inversión mayor, eficiente y efectiva en lo social, salud y educación”. EL AGROEXPORTADOR Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la primera del siglo XX. Este modelo se fundaba en la producción y exportación de productos agrícolas. MISI El Modelo de Industrialización y Sustitución de Importaciones (MISI) buscó la modernización de la base productiva, realizando un tránsito hacia el sector industrial. DIVERSIFICACIÓN DE EXPORTACIONES Este se basó en el uso intensivo de la mano de obra y en la diversificación de la producción exportable. “ESTAMOS EN UN MOMENTO HISTÓRICO DONDE EL IMPACTO DE LA PANDEMIA DEBE SER UN PUNTO DE INFLEXIÓN PARA RECONSTRUIR UN MEJOR PAÍS”. Rafael Pleitez,economista jefe PNUD “LA ACTUAL CRISIS ES UNA ENORME OPORTUNIDAD PARA CAMBIAR. DE NO HACERLO, ESTAREMOS MÁS CERCA DE LA BARBARIE QUE DEL DESARROLLO”. Ricardo Castaneda,economista de Icefi PASA A LA PÁGINA 58 57

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