El Economista - Julio 2021

El Economista www.eleconomista.net Julio - Agosto 2021 • 19 cíficamente contra cualquier enemigo u obstáculo y “no permitir que quienes nos hicieron sufrir tanto regresen jamás al poder, no permitir que saqueen nues- tro país otra vez”. El problema, dicen los críticos, es que Bukele define como “el enemigo” a todos los que se oponen a él y sus políticas. Los expertos dicen que quizás el mayor reto de Bukele sea continuar su estilo populista mientras los recursos financieros de El Salvador disminuyen. La deuda de El Salvador creció más de 15 % el año pasado, gran parte de ello relacionado con gastos por la pandemia, y en 2020 la relación de deuda con el PIB era del 89.9 %. El nuevo Congreso ha aprobado mucho más. Algunos creen que el impactante anuncio de Bukele de que El Salvador adoptaría a la volátil criptomoneda bit- cóin como moneda de curso legal junto con el dólar estadounidense podría ser una jugada para aumentar su margen de maniobra financiera. También surgen preguntas sobre si puede sostener la caída sustancial en la tasa de homicidios. Cuando Bukele tomó posesión la tasa de homicidios era de alrededor de 50 por cada 100,000 habitantes, dijo Carlos Carcach, coordinador de in- vestigación en la Escuela Superior de Economía y Negocios de San Salvador. Ahora está en los treinta y pocos por 100,000 habitantes, una tasa no vista en 15 años ymuy lejana del pico de más de 100 asesinatos por 100,000 ha- bitantes de 2015. Las razones de la caída no son claras. La pandemia po- dría ser un factor. Bukele atribuye el crédito a su Plan Control Territorial para controlar a las pandillas con redadas, arrestos, incau- taciones, la suspensión de las comu- nicaciones entre los líderes de las pan- dillas encarcelados y los libres, y el uso de soldados en labores de vigilancia. Otros creen que podría ser el resultado de un acuerdo secreto entre el gobierno y las pandillas callejeras dominantes para re- ducir los asesinatos, aunque Bukele ha negado esto y fue muy crítico de una tregua similar alcanzada por una ad- ministración previa. “Es un misterio”, dijo Carcach. Cualquiera que sea la razón, Bukele lo publicita como uno de los mayores logros de su gobierno. Carcach dijo que las pandillas todavía controlan territorio, extorsionan a los negocios e individuos, pero asesinan con menos frecuencia. “Gana la pandilla porque la población sabe que los ser- vicios del gobierno que básicamente son los paquetes, estas bolsas soli- darias con alimentos, entran en la comunidad porque lo permite la pan- dilla”, dijo Carcach. A pesar de lo popular que Bukele sea en el país, enfrenta una reacción hostil del exterior. La administración Biden ha sidomás cautelosa con Bukele que como fue con el gobierno de Donald Trump, quien parecía satisfecho con él siempre que la cifra de salvadoreños que emi- graran hacia la frontera de los Estados Unidos disminuyera. Funcionarios de la administración criticaron públicamente la destitución de magistrados y del fiscal general. Recientemente, el jefe del gabinete de Bukele, un líder del partido Nuevas Ideas y otros cercanos a la adminis- tración, fueron incluidos en una lista del Departamento de Estado de los Estados Unidos de figuras corruptas o que so- cavan la democracia. Ese mismo día, Bukele anunció que presionaría por un aumento del 20 % en el salario mínimo. La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional anun- ció que trasladaría toda la ayuda de las agencias gubernamentales de El Sal- vador a organizaciones de la sociedad civil. La jefa de la agencia, Samantha Power, llegó a El Salvador y dio un discurso sobre democracia en el campus de Oliva. Bukele ha respondido tratando de mejorar la relación de El Salvador con China. Pero con una cuarta parte de la población de El Salvador viviendo en los Estados Unidos y que envió al- rededor de $6,000 millones en remesas el año pasado, nadie cree que China pueda comenzar a reemplazar los pro- fundos lazos con los Estados Unidos. En las últimas horas del 1 de mayo, cuando ocurrió un diluvio de condenas internacionales por la destitución de los magistrados y el fiscal general, Bukele se mostró desafiante. “A nuestros amigos de la Comunidad Internacional: Que- remos trabajar con ustedes, comerciar, viajar, conocernos y ayudar en lo que podamos. Nuestras puertas están más abiertas que nunca. Pero con todo res- peto: Estamos limpiando nuestra casa... y eso no es de su incumbencia”. • • Nayib Bukele ostenta, a pesar de sus acciones autocráticas, una alta tasa de aprobación. EL ECONOMISTA/ARCHIVO

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