El Economista - Julio 2021
18 • El Economista www.eleconomista.net Julio - Agosto 2021 televisión nacional que había una in- vestigación abierta por lavado de dinero y evasión fiscal de El Faro. En enero, la Comisión Interame- ricana de Derechos Humanos ordenó al gobierno de El Salvador tomar medidas para proteger a los 34 miembros del personal de El Faro y permitirles rea- lizar su labor periodística. En una de sus primeras acciones, el nuevo Congreso eliminó una exención fiscal de décadas sobre el papel pe- riódico importado, un golpe a los pe- riódicos tradicionales del país, que tam- bién han sido críticos de la adminis- tración de Bukele. Javier Simán, el presidente de la asociación empresarial más grande de El Salvador, dijo que ha sido sujeto de más de 100 auditorías gubernamentales en sus empresas y las de su familia. Su crítica ha evolucionado desde lo que consideró como medidas de con- finamiento draconianas al principio de la pandemia que golpearon la economía de El Salvador, hasta la más reciente concentración de poder de Bukele. Dijo que el Ministerio de Hacienda acosa a los empresarios que critican al gobierno. “Sólo puede haber prosperidad cuando vives en un estado democrático, donde hay respeto a la ley, donde hay una separación de poderes, es decir, donde hay un estado de derecho”, dijo. Andreu Oliva, rector de la Uni- versidad Centroamericana fundada por los jesuitas en San Salvador, estuvo antes en Honduras y Nicaragua. Y no puede sacudirse la sensación de que ya ha visto lo que hoy ocurre en El Salvador: en la Nicaragua de Daniel Ortega. Ortega controló el Poder Ju- dicial. Después encarceló y exilió a la oposición. “Tengo el temor, pero muy fundamentado, creo yo, de que están copiando el libreto de Nicaragua”, dijo Oliva. Mark Schneider, asesor de The Americas Program y la Iniciativa de Derechos Humanos en el Center for Strategic & International Studies en Washington, dice que hasta ahora las acciones de Bukele están muy lejos de las de Ortega. “En El Salvador, lo que se ve es que tienes que preocuparte por la dirección, y esperarías que Bukele escuchara, porque es tan popular en el país que no tiene que violar las leyes, no tiene que violar la Constitución”, dijo. Ortega y Nicolás Maduro, de Venezuela, lideran el mo- vimiento latinoamericano hacia gobiernos autocráticos. Si bien Maduro prácticamente ha aniquilado a la oposición desde hace mucho, en las últimas semanas Ortega encerró a cinco aspirantes a la presidencia y a más de una docena de otras figuras de la oposición mientras busca un cuarto mandato consecutivo en noviembre. Jair Bolsonaro, de Brasil, y Andrés Manuel López Obrador, de México, también tienen estilos combativos, aunque de tendencias ideológicas opuestas. Ambos atacan a la prensa, los jueces y las organizaciones no gubernamentales críticos de sus administraciones. En contraste con El Salvador, las insti- tuciones democráticas de sus países han logrado frenar hasta ahora algunos de sus impulsos más agresivos. Los líderes de Honduras y Guatemala no gozan de la popularidad de otros, pero sus partidos han conseguido ero- sionar la independencia judicial y operar con impunidad. En diferentes grados, los autócratas usan sus fuerzas militares para amplificar su poder. En El Salvador hay preocupación porque Bukele expande tanto el papel de los militares en la política como trabaja para asegurarse de que sean más devotos a él que a la Constitución. Además de enviar soldados a la Asamblea Legislativa el año pasado, los ha utilizado para entregar cajas y costales de comida proporcionados por el gobierno. Afuera del enorme Hospital El Salvador que Bukele cons- truyó a principios de la pandemia, quienes dirigían el tráfico y guiaban a las personas que llegaban para recibir sus vacunas contra la covid-19 eran soldados. Un oficial militar de alto rango en retiro, quien solicitó el anonimato porque temía repercusiones contra su familia, dijo que Bukele había elegido a un oscuro oficial de la Fuerza Naval, alguien en deuda con él, para que fuera ministro de Defensa en lugar de alguien del Ejército, que es más poderoso. “Está abusando de su naturaleza apolítica (de las fuerzas armadas)”, dijo. A Bukele le gusta pedir a la gente que haga juramentos de lealtad improvisados. Lo hizo en su discurso de toma de posesión, días después durante una ceremonia militar, y más recientemente el 1 de junio, en el segundo aniversario de su toma de posesión al hablar ante la nueva Asamblea Legislativa. Les pidió que juraran defender sus victorias, luchar pa- “EsperaríasqueBukele escuchara, porquees tan popular enel paísqueno tienequeviolar las leyes, no tieneque violar laConstitución”. MARKSCHNEIDER, asesordeTheAmericasProgram 20% fue el incrementoal salariomínimo. LoanuncióBukelehoras antes dedar- se a conocer al listaEngel deEUA. ORBE DOSAÑOS ENELPODER
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