El Economista - Enero 2021

de América Latina en ese año). Pero en menos de seis meses, las cosas cambiaron. Amediados de 1995, el FMI presentaba “a solicitud del Go- bierno de El Salvador” el estudio “Re- formas monetarias y prudenciales para la implementación de un patrón dólar”. La delegación del FMI que elaboró el estudio se reunió con funcionarios pú- blicos y además con representantes de la banca... y así, en ese informe, está la clave definitiva que marcaría la historia económica salvadoreña de las últimas décadas. Sin una crisis que presionara ese cambio (como el caso de Ecuador o Argentina, con la caja de convertibi- lidad), y sin un documento de escenario a mediano plazo con proyecciones, el Gobierno definió cinco años después que dolarizar era el mejor camino. La Ley de Integración Monetaria (LIM) señala que se toma esa medida “con el fin de preservar la estabilidad económica que propicie condiciones óp- timas y transparentes que faciliten la inversión, y de garantizar el acceso directo a mercados internacionales...”. Hinds detallaba en una entrevista a esta revista en 2011, que el propósito era bajar las tasas de interés pero también era “sacar la política monetaria del ámbito político”. ¿Pero realmente qué motivó hace 20 años a tomar esta decisión? Para la economista Carmen Aída Lazo, era que había un gobierno de turno que tenía una visión de apertura comercial, de integración con el mundo en este momento. “En el año 2000, se consideraba que un ingrediente que iba a favorecer esa integración con el mun- do era adoptar el dólar, porque iba a reducir los costos de transacción que consideraron, para bien o para mal, que esa era parte de esa estrategia inte- gración comercial”, dice. ¿Funcionóono? Veinte años después de haberse tomado esa medida las voces no llegan a ponerse de acuerdo en ese punto. Para unos ayudó a la estabilidad del país; para otros, eliminó la posibilidad que El Salvador pudiera tomar medidas de política económica y minó el crecimiento económico. Pedro Argumedo, investigador del Departamento de Es- tudios Económicos de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) explica que sí se han cumplido los propósitos de la Ley. “El propósito para alcanzar la estabilidad económica, se cumplió en términos de mantener la estabilidad de precios... Sobre facilitar la inversión, ha contribuido nacionalmente al generar una tasa de interés baja localmente, lo cual incentiva la inversión”, dice. Aunque en el tema de inversión, El Salvador sigue siendo uno de los menos atractivos de la región centroamericana. Argumedo agrega que la dolarización ha traído certidumbre, tasas de interés bajas y un sistema financiero con atractivo para ser plaza regional. Aunque no todos ven el tema con optimismo. El economista y expresidente del BCR Carlos Acevedo asegura que ya con datos de los 20 años y comparando con lo que pasa en otros países de la región, la dolarización “no le ha traído a El Salvador mejoría en nada”. “Ni tasas de interés, ni blin- daje frente a crisis, ni cre- cimiento económico, en nada El Salvador ha mejorado con la dolarización o por la dolari- zación, siempre que controles (compares) con los otros paí- ses. Eso en cuanto al desem- peño macro, no ha traído be- neficios específicos que se le puedan atribuir a la dolari- zación”, recalca. Acevedo enfatiza que la ba- ja de tasas de interés que se dio en todos los países y en ese momento (2001) sobre todo fueron por las medidas de Alan Greenspan en la Reserva Federal (FED). La dolarización solo bajó 2 puntos por sí misma, señala. Saber qué hubiera pasado en el país de haberse mantenido el régimen anterior no es una tarea fácil, dice por su parte Rommel Rodríguez, investigador del Área de Macroeconomía de la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE), pero en su balance de estas dos décadas la situación macroeconómica es la misma que previo a la medida. El crecimiento de El Salvador rondó la primera década del nuevo siglo un 2 % y en la segunda década ese promedio no ha variado mucho. “El desempeño macro ha sido bastante malo y yo creo que la dolarización ha sido una de las responsables de eso”, puntualiza Acevedo. Pero poner tantas expectativas en que la dolarización iba a cambiar el panorama económico por completo, es pedir de más, explica la economista Lazo. “La dolarización es una selección de un régimen cambiario. Es decir, parte de política económica completa, muchas veces se lo pide lo que no puede dar... es un componente dentro de una estrategiamayor y por ende hay que pedirle lo que puede dar. Para no tener una expectativas que no “Una economía dolarizada para que funcione necesitauna fuerte dosis de disciplina fiscal, de lo contrariono se logra abarcar los beneficios... además puede dar al traste con la dolarización misma”. ROMMEL RODRÍGUEZ, investigador de FUNDE 48 • El Economista www.eleconomista.net Enero - Febrero 2021 10.6% era la tasapromedioanual parapréstamosdemásde unañoenel 2000. En2019 fue9.54%. “Laúnica anclade estabilidad económica que el país mantiene hasta este momento es la estabilidad de precios y financiera, que genera la dolarización”. PEDROARGUMEDO, investigador de FUSADES MACRO ELSALVADOR DOLARIZADO

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