El Economista

El Economista www.eleconomista.net Julio - Agosto 2020 • 49 rentemente conseguir un mayor res- paldo público para cubrir necesidades. En este sentido, también está siendo llamativa la posición de los sectores empresariales y políticos, que parecen haberse movido, aunque sea levemente, en dirección a lo que con cada vezmayor insistencia piden los ciudadanos de la región. Agobiados por la abismal crisis eco- nómica que se cierne, grandes grupos empresariales que en condiciones “nor- males” hubieran denunciado con ve- hemencia cualquier injerencia del Es- tado en sus actividades, han asumido y e incluso acompañado algunas medidas. De este modo, ante el abismo del covid-19, la autorregulación carece de sentido y la sociedad vuelve a mirar al Estado como proveedor. Además, en muchos otros casos, la atención que los Gobiernos están dando para atender los estragos del virus está permitiendo que por primera vez en su vida millones de ciudadanos de toda la región obtengan respaldo del Esta- do cuando más lo necesitan. Según Rubio, que muchos ciudadanos hayan recibido ayudas del Estado o mejoras visibles en la cobertura sanitaria, no sólo les ha permitido ver que lo público ofrece beneficios, sino que también es sensible a sus necesidades. “Ha habido presión ciudadana. Los Gobiernos y la clase política ha res- pondido a lo que pide la gente. Y hasta el sector privado ha visto que hay que apostar por la armonía (...) Por ahí creo que hay una apertura para reformar el contrato social, que modifique lo que implica ser ciudadano en América La- tina y que hay mínimos básicos que no son negociables. Y el covid está haciendo esto, que aparezca una reconsidera- ción”, dijo la ex ministra. Para Ñopo, es cierto que el consenso que imperaba en la región sobre el mercado como principal agente social y político ya venía sufriendo “descon- tentos y desafecciones”, como pudo ver- se en Chile o Colombia hace pocos meses, y que en muchos casos los cam- bios de ahora respondan a “una ne- cesidad, más que a una convicción”. Para él, sin embargo, este regreso del Estado abre también la puerta a nuevos peligros que hasta hace poco parecían muy lejanos, como el auge de los po- pulismos. “Resulta que en este mo- mento estamos todos angustiados y bus- camos agarrarnos de algún mástil, y ese es terreno ideal para el populismo, que puede ofrecer seguridad en las super- ficies y empeorarlo todo”, indicó. • 632 mil personashan fallecidopor el vi- rusenelmundo.

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