Revista El Economista - Marzo 2020

129 Especial Mujeres Líderes Centroamérica El casoWeinstein, que podría pasar hasta 23 años en prisión tras haber sido declarado culpable de violación, marcó un antes y un después en la lucha por los derechos de lasmujeres en Estados Unidos. “Es absolutamente histórico que un hombre blanco y poderoso fuera declarado culpable por un jurado en el que además había seis hombres blancos”, apunta la experta en género Joanne Sandler. Quien fuera directora ejecutiva adjunta del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para laMujer celebra el fallo, aunque advierte que aún quedan todo por hacer contra “los continuos abusos quemuchísimasmujeres sufren” y “la impu- nidad con la quemuchos hombres aún cuentan”. El Movimiento “Me Too”, que surgió tras las acusaciones aWeinstein, fue la gran catapulta de la lucha de lasmujeres en su país, así como de un cambio de cultura en la sociedad inducido por el movimiento. “Ahora el foco está puesto en la legislación, extendiendo prohibiciones, endure- ciendo sentencias para criminales y prohibiendo acuerdos de confidencialidad que protegían a hombres poderosos, esto es importante porque el abuso sexual vamuchomás allá de un abuso de poder”, insiste. La ola de denuncias ha tardado en cuajar en otros países, pero que parece haber puesto una semilla en Francia. “El Me Too llegó a Francia pero las actrices nunca se sintieron con libertad de contar sus experiencias, hasta que dos años después Adle Haenel contó que ha- bía sido víctima de abusos” por parte del director Christophe Ruggia cuando te- nía 12 años, recuerda la fotógrafa Teresa Suárez, que cubre el movimiento femi- nista en Francia. El pasado 1 demarzo, Haenel semarchó de la entrega de los premios de la Aca- demia francesa de cine cuando se anunció el César al mejor director: Roman Po- lanski, prófugo de la justicia estadounidenses desde hace 40 años por violación. “Su gesto saliendo y gritando La honte (la vergüenza) ha supuesto un antes y un después, justo antes del 8 demarzo, ha habido una pequeña fisura con este ges- to, es pronto para decir qué va a pasar pero parece que puede iniciar unMe too a la francesa”, aventura. Dentro del hartazgo global, América Latina vivió este trienio su- mido en la violencia extrema hacia lasmujeres, con 14 países dentro de los 25 conmayores tasas de feminicidio en todo el mundo, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). En esta región, tan solo 2 de cada 100 agresores son enjuiciados por los asesinatos, una impunidad respondida por miles demujeres que se han manifestado en centenares de ciudades y poblaciones latinoamericanas. Las Tesis, un colectivo feminista chileno conocido por sus performances, colocó su canción y coreografía “Un violador en tu camino” enmiles de plazas, teatros e incluso parlamentos de todo el mundo, pronunciado en español, italiano, inglés, portugués, francés o turco. En sus pasos condensaron el sentimiento demillones demujeres que de- cían basta. ”Losmovimientos están dando esperanza y están permitiendo recuperar la credibilidad no en los Estados sino en nosotrasmismas”, aclara la so- cióloga Julia Silvestre. Esta guatemalteca avisa de que se ha acabado el tiempo en que lasmuje- res estaban calladas: “Hemos decidido nombrar todo lo que sucede con ese enemigo común que tenemos”. Aunque es consciente de lo lejos que aún queda la igualdad, celebra que algunos países latinoamericanos estén dando pasos en esa dirección. Silvestre también aplaude el peso que han adquirido lasmás jóvenes en el movimiento. É

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