Revista El Economista - enero 2020
El Economista www.eleconomista.net Enero - Febrero 2020 • 55 en 52.92 puntos; una meta inflacionaria controlada dentro de la meta esta- blecida; un decrecimiento en el ingreso de divisas por remesas familiares con respecto al crecimiento registrado en años anteriores pero, creciente en nú- meros nominales, superando la barrera de los $10 mil millones en 2019 y por consiguiente, se espera que supere los $11 mil millones para el 2020. Las importaciones estarían crecien- do al final del 2019 entre 5 % y 8 %, en tanto que las exportaciones se ubicarían entre 1 % y 4 %. Las proyecciones para este año son mejores en este rubro, al estimarse un cierre de entre 6 % y 9 %. El crédito bancario al sector privado mantiene un comportamiento modera- do, pero por debajo del rango proyectado que para el 2019 era de entre 7 % y 10 %, la estimación para el 2020 es que crezca entre 8 % y 11 % de acuerdo con datos de la Superintendencia de Bancos. De igual manera, las calificadoras de riesgo país mantienen sin cambios la percepción de Guatemala, con los mis- mos comentarios de siempre: “la carga tributaria es baja, los indicadores de gobernanza y desarrollo humano son menos favorables que los de sus países pares, prevalece un marco institucional débil, incertidumbre política e insti- tucional y, un elevado nivel de pobreza, lo que en conjunto puede incidir en el crecimiento económico del país”, según lo expuesto por David Samayoa, sub- director del departamento de Análisis Macroeconómico y Pronósticos del Banguat. No obstante, las estimaciones para el país son positivas, considerando que la actividad económica mundial se estará ubicando por debajo del crecimiento promedio de los últimos años, con una proyección del 3.4 %, por debajo del 3.8 % promedio registrado en la década del 2010-2019. Samayoa hace ver que “un mayor crecimiento económico de me- diano plazo requiere un enfoque integral, es decir, mantener la estabilidad macro-finan- ciera y efectuar reformas estructurales”. En el ámbito internacional, las estima- ciones del precio promedio del barril de petróleo, muestran una trayectoria ligera- mente creciente con máximos proyectados de $71.94 y mínimos de $43.60. A noviembre pasado, el precio se ubicó en $58.01, después de mantenerse en $45.41. Lasombrade ladevaluación Sin ir más lejos, el escenario internacional más peligroso para Guatemala es México, que mantiene una relativa depreciación del peso, su moneda local, con respecto al quetzal. De igual manera, otros países de la región mantienen la misma con- dición con depreciaciones del 55 % en el caso de Nicaragua; 32 % en Honduras y 16 % en Costa Rica, según el análisis presentado por Ricardo Rodríguez, analista senior del Central American Business Intelligence (CABI). A excepción de Guatemala, la política monetaria de esos países ha logrado mover hacia arriba el tipo de cambio para que el sector exportador no se vea “canibalizado” por el incremento de las remesas. “Esa parte exitosa de los migrantes gua- temaltecos que envían remesas, a la vez inciden en el tipo de cambio, el cual, afecta a las exportaciones”, explica Hugo Maul, investigador asociado del Centro de Investigaciones Eco- nómicas Nacionales (CIEN). Por aparte, el vecino del norte, (México) ha devaluado de manera abrupta sumoneda en los últimos años, por lo que es un supermercado que vende 40 % más barato de lo que ofrece Guatemala. Hay regiones como Mazatenango por ejemplo, en donde se venden más productos mexicanos de cualquier sector comercial que los producidos en el país. Es un impacto directo sobre la capacidad productiva nacional. “Es un serio problema que es claro que no le hacemos frente. Es cierto que la macro economía es sólida, estable, pero el horizonte no se pinta igual cuando se está frente al río Suchiate; el problema es interno”, asegura Maul. El fenómeno de las remesas que significan más del 80 % de las divisas que generan las exportaciones, dice, es uno de los factores que contribuyen al equilibrio del crecimiento eco- nómico. “El país no puede depender en un todo de las remesas porque al final, éstas significan sólo el 18 % del PIB, aparte que hasta ahora solo han servido para estimular el consumo”, advierte. “De cara a un mediano o largo plazo, nos preguntamos cuál va a ser el modelo en el cual vamos a sostener nuestra economía. No nos podemos quedar anclados en la estabilidad macroeconómica. Nos tenemos que enfocar a un nivel micro; qué capacidad tenemos a nivel local para generar acciones productivas para dar oportunidad a las personas que están buscando empleo formal, que están desempleadas o que, se ocupan en el sector informal”, observa el también investigador asociado del CIEN, David Casasola. 52.92 puntosenel Índi- cedeConfianza de laActividad Económicadel Banguat. “De cara aunmedianoo largoplazo, nos preguntamos cuál va a ser elmodelo enel cual vamos a sostener nuestra economía. Nonos podemos quedar anclados”. DAVIDCASASOLA, investigador asociado del CIEN.
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