Revista El Economista - enero 2020
El Economista www.eleconomista.net Enero - Febrero 2020 • 35 S i se tuviera que comparar la banca de hace 10 años con la actual, el cambiomás obvió sería la transformación digital. Cada vez más los canales digitales, apli- caciones, banca en línea, o banca móvil se han apoderado de las transacciones, facilitado la vida a los usuarios y fomentando la bancarización. También ha im- plicado una serie de inversiones millonarias para poder adaptar los sistemas y hacerlos 100 % seguros y amigables. Y el otro cambio relevante en el panorama financiero regional sería la llegada de nuevos actores en el mapa. Al pasar de una convulsa década (de los 2000) cuando se dieron una gran cantidad de compras y fusiones bancarias, la década que finaliza, ha seguido con la misma actividad aunque con un ritmo menos frenético. Después de la llegada de Bancolombia a la región en 2007, los colombianos vieron que Centroamérica era un mercado atractivo y decidieron irrumpir con fuerza, así llegó a este territorio el Grupo Aval, adquiriendo en 2010 las operaciones de Banco de América Central. Dos años después lo hizo Grupo Bolívar con Da- vivienda, comprando las operaciones del inglés HSBC en Costa Rica, El Salvador y Honduras. Pero no sólo la banca colombiana ha crecido en el istmo, “la banca de otros países también lo han hecho, incluso de manera intra regional. De todos los países, el sistema bancario de Guatemala es el que menos se ha modificado, con un agudo control de la banca local, aunque es probable que eso cambie en los próximos años. También se mantienen algunos sistemas con elevada participación de entidades de propiedad es- tatal como en Costa Rica y República Dominicana”, compartió Oscar Jasauí, presidente de Pacific Credit Rating (PCR). Así otro de los movimientos en el mercado financiero centroamericano fue la expansión del hondureño grupo Ficohsa a Guatemala, Nicaragua y Panamá. También la venta de banco Procrédit en 2017 las operaciones fueron adquiridas por diversos actores de la región: Grupo Atlántida compró las operaciones en El Salvador; Grupo Pellas lo hizo en Nicaragua, y así nació Avanz; y Banrural se agenció con la ope- ración de esta entidad en Honduras, llevando su nombre a esa plaza. Otro de los “hits” fue cuando los hondureños de Imperia Cuscatlán adquirieron en 2015 las operaciones de Citi en El Salvador y la aseguradora Sisa. Así Imperia trajo de nuevo al mercado salvadoreño la marca Cuscatlán (todo un ícono en esa plaza) y se expanderá aun más cuando se concrete la compra de Scotiabank El Salvador, que ya fue aprobada por las autoridades. Así Cuscatlán se convertiría en el segundo banco de la plaza salvadoreña e Imperia uno de los grupos financieros más influyentes del mercado. En El Salvador, en este periodo, también nació un banco de capital totalmente local y es Banco Azul que empezó operaciones en 2015. En esta misma plaza, a mediados de junio, el mexicano Banco Azteca pasó a manos de una empresa salvadoreña y hoy es Abank. En el lado negativo de la historia de esta década, Honduras ha sido quizá el país que ha registrado uno de los casos más polémicos cuando en 2015 obligaron al cierre (liquidación forzosa) de BancoContinental por su presunta participación en el lavado de dinero del narcotráfico. Nicaragua también ha sido una de las plazas afectadas por la crisis política, con una fuga de depósitos sin precedentes desde el año pasado. Elpanorama Hoy por hoy el mercado financiero centroamericano está dominado principalmente por las entidades netamente locales y regionales, dice Jasauí. “Son grupos que mantienen su liderazgo local como en el caso del Banco Industrial de Guatemala y el Banco General de Panamá, mientras que en la banca regional destaca los casos de Promerica y Lafise (BAC es un híbrido). Un segundo grupo, es la banca de propiedad estatal con presencia significativa en Costa Rica y Re- pública Dominicana, aunque menor en el resto de la región. Finalmente, la nueva banca extranjera, prin- cipalmente dominada por la expansión de tres grupos financieros colombianos”, señala. Para este año el analista estima que las condiciones del mercado serán similares a las de 2019, aunque las bajas tasas de interés “podría impactar negativamente en los márgenes financieros de los bancos, por lo que éstos tomarían un mayor riesgo para mantener sus niveles de rentabilidad al costo de mantener mayores niveles de mora”, señaló. Conozca a continuación cómo ha cambiado el pa- norama en la última década para algunos grupos fi- nancieros de la región. IRMA CANTIZZANO
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