Revista El Economista - Diciembre 2019

tivamente a todos los procesos de las distri- buidoras de energía (operación y mantenimiento de los activos) reduciendo las fallas del sistema y los tiempos de respuesta porque el factor humano no es preponderante. La digitalización va desde la subestación hasta el medidor casero”, opina Da- niel Bernárdez, vicepresidente de operaciones de AES El Salvador. Las empresas de AES atienden a 1.5 millones de usuarios actualmente, por lo que el manejo de la información rompe esquemas y se tiene que ir a modelos predictivos del comporta- miento de la red para brindar los respectivos mantenimientos. Entre los impactos que ha tenido la di- gitalización, Bernárdez destaca que manejan unas 140,000 transacciones al año y su “chat- bot”, que están aprendiendo y mejorando gra- cias a al inteligencia artificial, ha logrado reducir los tiempos de consultas de 12 minutos a menos de 2 minutos. Han desarrollado con socios la implemen- tación de IA en el tema de búsqueda y solución a la pérdida energía en base a modelos pre- dictivos. En la primera fase han aumentado la eficiencia de 8 % a 15 % y la meta es llegar al 30 %. Adicionalmente, se usan drones para hacer inspecciones y mantenimiento de líneas aéreas, para resguardar la seguridad de los trabajadores y hacer fotogrametría de las rutas para que conmodelos predictivos se puedan identificar las zonas donde deben hacerse trabajos de podas. “La digitalización dependerá mucho de la infraestructura y situación de los países, es necesario hacer modelos a 5 o 10 años y definir una ruta para obtener victorias a corto plazo en la relación con los clientes y accionistas”, advierte Bernárdez. Por su parte, Ricardo Peña, jefe de capacitación y ad- ministrador de plataforma de e-learning del Administrador del Mercado Mayorista de Guatemala, es de la opinión que conforme se vaya moviendo el mercado y las necesidades, así se irá dando la digitalización, pero la normativa debe ir caminando de la mano para que no existan vacíos legales. “En Guatemala, lo único que está reglamentado es la firma digital por lo que debe existir un mayor involucramiento del Estado”, advierte Peña. Másrenovables Sobre la digitalización y el panorama actual del sector ener- gético en Centroamérica se abordó en el VI Congreso Regional de Energía, celebrado en El Salvador. De acuerdo a datos brindados a 2018, las fuentes de energía renovable aportan al sistema de Centroamérica (incluyendo República Dominicana y Belice) el 70 % en la matriz eléctrica; sin embargo, en el ámbito interconectado eléctrico para América Central alcanza el 73.6 % de la matriz. En la región, el consumo de combustible fósil se ha reducido en el último año en 8.4 % por la utilización de las renovables y el comercio intraregional; el Sistema de Interconexión de los Países de América Central (SIEPAC) tuvo un incremento del 27 % comparado a 2017. La fuente hidroeléctrica a 2018 continuaba siendo la mayor de la matriz regional con una participación del 52 %, seguido de hidrocarburos con 39 %, la geotermia un 3 %, eólica 2.5 % y otras 3.5 %. Sin embargo, un 7 % de la población en Centroamérica no tiene acceso a la energía eléctrica, especialmente en las áreas más remotas. Un reto es crear micro redes de transmisión. • “La digitalizaciónafecta positivamente a todos los procesos de las distribuidoras de energía”. DANIELBERNÁRDEZ, vicepresidente de operaciones de AES El Salvador. “Conforme se vayamoviendo elmercado y las necesidades, así se irádando la digitalización, pero lanormativa debe ir caminandode lamanopara queno existanvacíos legales”. RICARDOPEÑA, jefe de capacitacióndeAMM Proyecto innovador en transmisión C omo consecuencia del cre- cimiento poblacional y el di- namismo de las actividades productivas, las redes de transmi- sión eléctrica se saturan. Es por ello que cobran importancia proyectos como el Anillo Pacífico Sur ejecuta- do enEscuintla, Guatemala, por EEB Ingeniería y Servicios (EEBIS), parte de Grupo Energía de Bogotá. El proyecto forma parte del Plan de Expansión del Sistema de Trans- porte 2012-2021 y comprendió la construcción y puesta en operación de más de 95 kilómetros de línea de transmisión, cuatro subestaciones, dos reconfiguraciones y una amplia- ción para transportar 239 kilovoltios (equivalenteal25%delademandade Guatemala). La inversión total de la obra fue de $62.8 millones y su ejecución termi- nó endiciembrede 2017. José Emilio Zambrano, coordina- dor técnico comercial de EEBIS, ase- gura que esto significa que la genera- ción de energía base del país produc- todelosprincipalesingeniosazucare- rospuedeconectarsea laredyusarse en la zonaproductiva. “El anillo mejora la calidad de la energía, minimiza la frecuencia y du- raciónde las fallasde transmisión”, ex- plica Zambrano. • El Economista www.eleconomista.net Diciembre 2019 - Enero 2020 • 69

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