Revista El Economista - febrero 2019
desarrollo de la estrategia conocida co- mo La Nueva Ruta de la Seda, a través de la cual según expertos, China busca crear una red de infraestructuras para impulsar su comercio global con apoyo de socios alrededor del mundo. El país tiene incluso pendiente un estudio de factibilidad que daría el visto bueno o descartaría la construcción de un tren para conectar la capital y Chi- riquí, en la frontera con Costa Rica. El presidente, Juan Carlos Varela, ha insistido en que Panamá puede ser “la puerta de entrada de China hacia América Latina” y que se debe cultivar esa relación consideran- do las ventajas de tener como socio a la segunda economía del mundo. Negociosencrecimiento La huella de las empresas chinas no se ha limitado, sin embargo, solo al establecimiento de sedes re- gionales. Su presencia permea cada vez más a numerosos sectores económicos, por medio de la inversión en obras propias de infraestructura o la com- petencia en licitaciones para desarrollar megaproyectos de inversión pública. En un lapso de tres años, por ejem- plo, los consorcios chinos se han que- dado con contratos emblemáticos que totalizan unos $2,000 millones, entre los que destaca la construcción del cuarto puente sobre el Canal de Pa- namá, que conectará la capital con el sector oeste, y que dispondrá de rieles para mover la tercera línea del metro. El consorcio ganador de dicha li- citación, que asciende a $1,420millones, fue el integrado por las empresas China Communications Construction Compa- ny Ltd. (CCCC) y China Harbour En- gineering Company Ltd. (CHEC). Firmas chinas también se encuen- tran desarrollando un puerto para cru- ceros en el Pacífico por $165 millones y un centro de convenciones a orillas del canal por casi $200 millones, ambas obras financiadas por el Estado. Sumado a esos proyectos, otras com- pañías han apostado por sus propios desarrollos. Una de ellas ha sido Shan- ghai Gorgeous que se encuentra edi- ficando un puerto de contenedores con capacidad para manejar 2.5 millones de TEU anuales y una generadora de ener- gía, obras valoradas en conjunto en $1,800 millones. El impacto de China no se queda ahí, ya que es el principal proveedor de bienes de la Zona Libre de Colón (ZLC) y el segundo mayor usuario del Canal de Panamá, solo después de Estados Unidos. Unido a eso, ambas naciones han firmadomás de 30 acuerdos de cooperación y memorandos de entendimiento con el ob- jetivo de reforzar sus relaciones, al tiempo que adelantan ne- gociaciones para un tratado de libre comercio. El presidente del Sindicato de Industriales de Panamá (SIP), Ros- mer Jurado, reconoce la importancia de profundizar en la relación con China, pero advierte sobre la necesidad de prepararse para sacar ventaja de los acuerdos firmados. “Debemos ser suficientemente as- tutos para poner sobre el tapete de la negociación nuestra fortaleza que es la plataforma logística y pedir espacio para exportar”, afirma. El empresario es de la opinión que el país “puede convertirse en una pla- taforma de reexportación para que las empresas chinas también inviertan en Panamá en rubros como manufactura y ensamblaje de productos”. Aun así, algunos sectores muestran cierta preocupación ante el acelerado avance de los desembolsos chinos, sobre todo después de que el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, alertara sobre el tema y llamara a Panamá a mantener los ojos abiertos con respecto a las inversiones del gigante asiático. Eddie Tapiero, investigador sobre las relaciones entre Latinoamérica y China y autor del libro “La ruta de la seda y Panamá”, sostiene, no obstante, que lejos de cerrarse la nación canalera debe potenciar sus ventajas como facilitador del comercio. Tapiero recuerda que además de tener una red de tratados comerciales amplia y una ubicación geográfica es- tratégica única, Panamá es neutral y soberana, lo que le permite desarrollar vínculos de amistad tanto con China como con Estados Unidos, pero asegura que todavía es una deuda limitar la corrupción y reforzar la instituciona- lidad y la gobernanza. “Establecer relaciones diplomáticas con China es una necesidad porque es una economía con capacidad de in- versión, y para establecer una relación comercial más fuerte con Latinoamé- rica necesita invertir en infraestructura logística donde no la hay”, apunta. El experto asegura que si Panamá es inteligente, puede aprovechar la de- manda china para aumentar la indus- tria, apoyar la inversión en el agro y diversificar la economía en general. Mercedes Eleta, presidenta de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresas (APEDE), coincide en que la nación canalera necesita las inversiones chinas, así como las de cualquier otro país, y que el desafío está más bien en garantizar la procedencia de las mismas reforzando la institucionalidad. “No podemos rechazar la inversión porque viene de China. (Hay que) for- talecer nuestras instituciones para po- der garantizar que los ingresos que tengamos, vengan de donde vengan, no se diluyan a través de la redes de corrupción”, puntualiza. • “Nopodemos rechazar la inversión porque viene de China. (Hayque) fortalecer nuestras instituciones para garantizar que los ingresos que tengamos, no se diluyana través de la redes de corrupción”. MERCEDESELETA, presidenta deAPEDE. 66 • El Economista www.eleconomista.net Febrero - Marzo 2019 EMPRESAS INCURSIÓN CHINA 13 empresas chinas sehan instalado enPanamáen los últimosaños.
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