Revista El Economista - febrero 2019

semana, un 83 % informa estar menos solo y un 89% informa que está mejor desde que se unió a un espacio de “coworking”. El segmento de usuarios que más demandan espacios de “coworking” se encuentra entre los 25 y 40 años. De estos, el 54 % son independientes, 20% son emprendedores, otro 20% trabaja como un empleado permanente en pe- queñas compañías y el 6% está in- tegrado por nuevos profesionales y tra- bajadores que visitan varias ciudades, comparte Gabriel Holt, gerente de prea- perturas de la cadena de hoteles Selina, que incluye esos espacios en algunas de sus locaciones. Tendencia local En Guatemala, el 69.7 % de la población ocupada se concentra en la economía informal, según la encuesta nacional más reciente de Empleo e Ingresos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Este es un potencial mercado que desarrolla actividades productivas por cuenta propia o en empresas conmenos de seis colaboradores, propicio para ser atendido por este tipo de espacios co- laborativos de los que ya existen varios, principalmente en la ciudad capital. María Mercedes Zaghi, responsable de la comercializadora de tecnología del Campus Tecnológico (Tec), uno de los centros más completos en su ramo que integra este tipo de servicios, los define como “incubadoras y aceleradoras de emprendimiento”. Uno de los pioneros es Chamba Coworking, ubicado en 4 Grados Norte de la zona 4 capitalina. A estos dos se les suman otros como: Impact Hub, Güino & Field Office, Se- rendipity Lab, Regus, Tu Zona y W3BC. Los precios varían desde los $10 hasta los $200 aproximadamente, según la necesidad del espacio a utilizar, ya sea desde una silla hasta un cubículo u oficina que incluyen servicios comunes, como los que ofrece una oficina . En el caso de Tec, las oficinas se ofrecen desde $300 mensuales apro- ximadamente, los cubículos desde $200 y sillas desde $100 mensuales. El es- pacio situado en el edificio Interame- ricas, del World Financial Center, ofrece membresías por alrededor de $100 aproximadamente, que incluyen 5 horas al mes, uso de sala de reuniones, café, agua, aperitivos, así como servicio de correspondencia. “La oficina tradicional con horario fijo ha quedado atrás para darle paso a so- luciones que se ajus- tanmás a lamedida de cada profesional, de su estilo y del tiempo que planean invertir para trabajar, además de la necesidad de ambientes agradables que estimulen la creatividad y concentra- ción”, comenta Sara Bolt, gerente de Ventas y Marketing de Selina Nicaragua y Guatemala En Guatemala, esta firma ofrece este tipo de espacios en su locación de la ciudad colonial de Antigua, y este año inaugura el servicio en su hotel de Atitlán. Este espacio cuenta con 32 escritorios individuales con conexión wifi, una sala de conferencia equipada con aire acondicionado, dos cabinas telefónicas, espacio para casilleros, im- presora, estación de café y aperitivos que se incluyen en la tarifa. Adicionalmente, al utilizar el espacio compartido, los usuarios tienen acceso a las comodidades del hotel como piscina, cocina común, bar y restaurante, jar- dines, terrazas, hamacas y sala de cine adecuados para la recreación y el es- parcimiento entre espacios creativos. El servicio incluye además todo lo ne- cesario para asistir a reuniones, con- cretar negocios y compartir con pro- fesionales de otras ramas. • • Según los voceros de Selina, el segmentode usuarios quemás demandan espacios de “coworking”, se encuentran entre los 25 y 40años. EL ECONOMISTA/CORTESÍA “ La oficina tradicional conhorario fijo ha quedado atrás para darle paso a soluciones que se ajustanmás a la medidade cada profesional”. SARABOLT, gerente deVentas yMarketing de SelinaNicaragua y Guatemala. El Economista www.eleconomista.net Febrero - Marzo 2019 • 63

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