Revista El Economista - febrero 2019
El Economista www.eleconomista.net Febrero - Marzo 2019 • 43 Por el contrario, sectores como el de la construcción esperan que sea mejor, como cada año en que se celebran comicios, ya que es cuando el gobierno de turno incrementa la inversión en obra pública. No obstante, aunque las proyeccio- nes de crecimiento para este 2019 son mayores con respecto a los de 2018, que cerró en 3 % del PIB, no se puede asegurar del todo que es un año bueno, según el análisis que hace Paulo de León, director de Inteligencia ecóno- mica y financiera del Central American Business Inteligence (CABI). “Estamos comparándonos con un año muy malo como lo fue 2018, por lo que 2019 va a ser mejor, pero bajo un contexto histórico no podemos decir que es un buen año, pues para que sea diferente necesitamos crecer arriba de esos indicadores. Es como en un partido de fútbol, antes nos goleaban 6 a 0, pero ahora solo logramos que nos dejen 3 a 0; estás contento, pero igual seguís per- diendo los partidos”, expone Paulo de León. Aunque en 2019 el comportamiento económico se pronostica similar a años electorales anteriores, independiente- mente de eso un año malo para Gua- temala siempre es con un crecimiento por debajo del 3.5 % del PIB, subraya el analista. El rango de crecimiento para 2019, de acuerdo con las proyecciones del Banco de Guatemala (Banguat), está entre el 3 y 3.8 %; la ONU lo estima en 3.5 %; el Fondo Monetario Internacional, en 3.3%; las agencias calificadoras de riesgo, Fitch Ratings, Moody’s y Stan- dard & Poor’s en 3.5 %, 3.4 % y 3 %, respectivamente. Según los registros del Banguat sobre el PIB en años electorales anteriores (2007, 2011, 2015), este ha aumentado con respecto al año anterior, como se espera sea para este 2019. “No observamos incrementos abrup- tos en las tasas de interés, no se ob- servan salidas de capitales en el país, corridas de depósito, depreciaciones abruptas del tipo de cambio nominal estable”, explica Johny Gramajo Ma- rroquín, gerente general del Banguat. “Lo que tenemos en este período con relación a los años anteriores es un mayor grado de incertidumbre”, agrega Sergio Recinos, presidente de esa ins- titución, pero matiza que es “en cuanto a que es un año electoral diferente en condiciones de financiamiento, con re- formas a la Ley Electoral, así como más candidatos postulados”. Pero, en general, no se prevé un impacto negativo en la economía como en otros países donde el pensamiento político es más amplio. EnGuatemala, la filosofía de los partidos es más de centro y no hay extremos, lo cual reduce el margen de incertidumbre en cuanto a quien gane, señalan los analistas. “Al analizar el histórico del com- portamiento de la economía en un pro- ceso electoral, lejos de detener el ritmo económico, lo que han hecho es es- timular la economía... Ahora entramos en un proceso electoral inédito, bajo nuevas reglas del juego, y es importante que los empresarios estén informados y, por supuesto, con el compromiso cívico de la participación”, comparte Roberto Ardón, director ejecutivo y analista po- lítico del Comité Coordinador de Aso- ciaciones Agrícolas, Comerciales, Indus- triales y Financieras (Cacif). Lasvariablesobservadas Entre los pesos que mantienen favo- rables las estimaciones de crecimiento, independientemente del evento elec- toral, la banca central menciona una baja del precio promedio del petróleo entre los rangos de $69 y $52 el barril; un crecimiento del crédito en 6.8 %, principalmente pa- ra vivienda, grandes empresas, consu- mo, microcréditos y empresas menores. Inflación mode- rada dentro del margen de toleran- cia de lameta fijada; crecimiento de la inversión en un 3 %, equivalente a $1,210.6 millones; y un presupuesto aprobado con déficit del 2.4 %, este último un componente importante que tiene un efecto multiplicador en otras variables y que afectan positivamente el crecimiento económico. Las remesas familiares, si bien han desacelerado (subieron 13 % en 2018 y se espera que crezcan 8 % en 2019), apuntalan el consumo. De igual manera, existe un incremento de la inversión pública que viene a contribuir en mayor gasto corriente en general. Eso incide en el sector de la construcción, el cual mantiene un comportamiento positivo. “Para la construcción, el tercero y cuarto año de una administración de gobierno son los mejores porque los primeros dos son de aprendizaje y ate- rrizaje; el tercero, empiezan a ejecutar. El cuarto, por miedo a que en las siguientes elecciones sean borrón y cuenta nueva otra vez, termina de eje- cutar lo pendiente”, explica Javier Ruiz, 26 partidospolíticos entrarána lacon- tiendaelectoral. EL ECONOMISTA/ARCHIVO
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgyMTE=