pequeño y poco
avanzado tecnoló-
gicamente.
A mediados de
año se enteró de
que en São Paulo
operaba
el más
grande bar de ese
tipo en el mundo y
viajó con la misión
estricta de conocer-
lo a fondo. El sitio se
llama Wall Street y
le
pareció más
atractivo que el español, pero regresó a
Colombia con la firme intención de
desarrollar algo mejor.
Con la idea ya definida, los tres
socios decidieron que deberían ubicarse
en un sitio donde hubiera mucha ac-
tividad financiera y buen movimiento
turístico. Encontraron justo el local que
querían en el centro comercial Río Sur
(especializado en restaurantes, ropa de
alta calidad y tiendas de artículos de
entretenimiento) y contrataron al ar-
quitecto Jairo Márquez, a quien en-
cargaron la misión de hacer realidad el
bar más impactante de la ciudad.
Y Moreno está orgulloso del re-
sultado: “El nuestro, La Bolsa, es por
su tamaño, por su estilo, por su am-
biente amigable y por su tecnología, el
número 1 a escala mundial en este
estilo de bares”.
Para concretar su sueño requirieron
de una inversión que estiman en $1
millón. Recibieron el respaldo finan-
ciero de los bancos Bancolombia, Oc-
cidente y Santander, los cuales les apro-
baron créditos por $400,000. Los socios
reunieron los $600,000 restantes. Los
tres ya tenían experiencia en empren-
dimientos de diverso
orden, pero esta era
su primera aventura
conjunta.
Así surgió una em-
presa que apunta a la
novedad para diferen-
ciarse de la compe-
“LaBolsa, es por su tamaño, por su estilo,
por suambiente amigable ypor su
tecnología, el númerouno anivel
mundial eneste estilode bares.”
JORGEMORENO,
gerente de La Bolsa
pantallas. En todas se muestra per-
manentemente la evolución de los pre-
cios del bar e información continua
sobre los precios de las acciones en la
otra bolsa colombiana: la de valores.
En seguida, al cliente le entregan lo
que en apariencia es un ejemplar del
diario económico La República, pero en
realidad se trata de la carta del bar,
presentada en el mismo formato del
diario y con igual tipografía, salvo que
en vez de noticias presenta su oferta de
licores y comidas, así como notas breves
con las novedades del sitio.
“Negocios y entretenimiento en un
mismo lugar” es el eslogan oficial de La
Bolsa, un sitio que le promete a quien
llega que, si está atento a jugar en el
mercado, puede degustar licores a cos-
tos muy competitivos: “Nuestros pre-
cios más altos están por debajo de los
máximos del mercado en Medellín, pe-
ro además, cuando esos valores se al-
canzan, la cotización rebota y empieza a
bajar”, explica Jorge Moreno, el gerente
de La Bolsa.
Junto con Moreno arriesgaron sus
capitales Andrés Osío y Pablo Ulloa, un
trío de emprendedores colombianos
que quería abrir un bar pero concebido
bajo una idea nueva en la ciudad, que
rompiera los esquemas tradicionales de
esa actividad, que atrajera el interés de
los hombres de negocios y que fuera un
foco de atención para los extranjeros.
Del sueñoa larealidad
A inicios de 2011, cuando aún los tres
socios estudiaban opciones para su em-
presa y no encontraban una idea que los
sedujera, Moreno conoció casualmente
a un corredor de bolsa, quien le contó
que había visto en Europa un bar donde
transaban los licores al estilo de las
bolsas de valores.
Armados con esa información em-
pezamos “a diseñar el negocio, pero sin
conocerlo”, dice Moreno. Lo conoció
después, cuando viajó a Barcelona, Es-
paña, donde está el bar del que había
recibido referencias, pero que le pareció
tencia y en la que trabaja un ejército de
50 personas.
Fundamental para el funcionamien-
to del bar es el software, desarrollado
enteramente en Colombia.
De acuerdo con Moreno, este “fun-
ciona como la bolsa, según la oferta y
la demanda: los tragos son como las
acciones y las variaciones de la de-
manda hacen que los precios fluctúen.
A mayor demanda, empieza a subir el
precio. Si nadie vuelve a pedir la
bebida que está subiendo, su precio se
estanca y vuelve a bajar”.
El software está conectado con la
facturación, de tal manera que cada
copa que se sirve se cobra al precio del
momento en que el cliente hace la
orden respectiva mediante la pantalla
de su mesa. En la misma pantalla puede
revisar permanentemente el estado de
su cuenta.
“Los clientes están muy pendientes
de los precios, para comprar cuando les
conviene o dejar de hacerlo, cuando su
licor sube y se cambian a otro. Pero
además, tenemos unos períodos sor-
presivos de cinco minutos en los que
hay caídas especiales de los precios y los
que están atentos aprovechan y com-
pran”, explica Moreno.
Cuando inició operaciones abría
sólo por las noches, pero la demanda
pronto llevó a sus dueños a decidirse
por operar también como restaurante.
Además, el sitio es sede de charlas
semanales sobre temas económicos y
de eventos empresariales.
En La Bolsa, la decisión correcta en
el momento adecuado es premiada
con una menor cuenta de cobro. Los
errores se pagan con un brindis más
costoso.
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80 •
El Economista
www.eleconomista.net
Marzo - Abril 2012
MACRO
CONCEPTO
NOVEDOSO
$400
mil
de la inversión
inicial fueron
financiadospor
dosbancos.
$600
mil
másdebieron
reunir los socios.